Max Emiliano Negrete González
El renacer del Cairo: nacionalismo y difusionismo egipcio.
El 3 de abril de este año sucedió uno de los eventos más difundidos, sintonizados y con mayor cobertura a nivel mundial: el Desfile Dorado de los Faraones (The Pharaohs' Golden Parade). Este desfile consistió en un traslado de 22 momias, 18 reyes y 4 reinas del Antiguo Egipto desde el Museo Egipcio al nuevo Museo Nacional de la Civilización Egipcia a 5 kilómetros de distancia; durante el trayecto se realizó todo un performance que fue de renombre internacional en una suerte de conmemoración a los antiguos gobernantes y una de las civilizaciones con registros más antiguos del mundo.

Nacionalismo y turismo
Las implicaciones del Desfile Dorado no son menores, pues más allá de ser un desfile para atraer nuevamente el turismo a Egipto, implicó una inversión muy importante para el Gobierno Egipcio actual encabezado por Abdel Fatah El-Sisi, pues no fue solo el performance en el que se invirtió, sino que también implicó un plan mucho mayor que fue opacado por este desfile. De las cosas más relevantes de todo lo que lleva detrás este acto es sin duda alguna la creación del Museo Nacional de la Civilización Egipcia, la cobertura misma del Golden Parade, y, más recientemente, el descubrimiento de las ruinas de la Ciudad Perdida en Luxor.
No es algo nuevo la utilización de la historia y materiales de culturas antiguas para el nacionalismo desde los planes del Estado-Nación, pues hay varios ejemplos como México, China, Grecia, entre otros países que han hecho cosas muy similares, implantando programas y proyectos culturales y arqueológicos para crear una idea de identidad común por la historia antigua y la "grandeza de los imperios antiguos", así como para la difusión a nivel mundial de estos mismos con la finalidad de atraer turismo o inclusive formar ideas de supremacía o en algunos casos, teorías que identifiquen los orígenes de la cultura y civilizaciones humanas.
Uno de los puntos relevantes también del nacionalismo que trae a reflexionar este evento es el total encargo del desarrollo del Desfile y de la construcción del nuevo Museo por parte del Ministerio de Turismo y Antigüedades del Gobierno de Egipto en conjunto a la UNESCO, pero con una gran intervención de las autoridades del país africano.
Si analizamos los discursos del Preludio al Desfile Dorado de los Faraones (Prelude to The Pharaohs’ Golden Parade), encontramos que justo el hecho de ser un país africano, haga una constante mención a tener las mejores instalaciones y museos del continente, en una especie de explicación que busca atraer con la idea de tener "lo mejor" y "lo más grande" en recintos culturales dentro de toda África.
La idea de tener gran parte de la grandeza histórica o arqueológica no es solo una premisa hecha para el público extranjero, sino que también es parte del discurso impuesto para reforzar la idea de venir de civilizaciones prósperas y continuar de alguna u otra forma esta grandeza del pasado pero con los regímenes actuales; si recordamos, en 2011 y los siguientes años el proceso de la Primavera Árabe sacudió fuertemente al Gobierno además de ahuyentar significativamente el turismo interno y externo, por lo que este acontecimiento funge como una renovación para el mercado cultural y para un reforzamiento de la identidad nacional.
El Museo Nacional de la Civilización Egipcia: una probada del difusionismo antropológico.
Ahora, haciendo un ejercicio reflexivo sobre lo que implican esta serie de acontecimientos a nivel antropológico, encontramos que además del discurso nacionalista que toman las autoridades locales, las autoridades del nuevo Museo Nacional de la Civilización Egipcia retoma una idea constantemente cuestionada, que es la idealización del Antiguo Egipto como cuna de las Civilizaciones humanas, un tema muy recurrente dentro de la Antropología y Arqueología británicas de la primera mitad del siglo XX, lo que nos indica no solo un posicionamiento teórico, sino también el uso del mismo para argumentar la relevancia de estos espacios y el cómo darle una significación como sitio más importante a nivel mundial por contener materiales de la que es reconocida por sus autoridades locales o encargadas del museo como "la más grande civilización conocida por la humanidad".
Si bien, gran parte de esta idea difusionista ha sido discutida y refutada dentro de la academia, es completamente diferente la idea que se tiene en la sociedad como tal a nivel nacional e internacional, pues aunado al nacionalismo de cada país, se encontrarán nociones diferentes sobre la "más grande civilización", pero este posicionamiento puede llegar a conformar idealizaciones que a posteriori conflictúen y generen problemas sociales que han llegado a guerras o al menos en divisiones por problemas de identidad, historia y "verdades" históricas (mismas en las que el autor no cree en lo absoluto).
Las similitudes del nacionalismo con bases antropológicas
Es imposible no ver una similitud del Museo Nacional de la Civilización Egipcia con el Museo Nacional de Antropología (MNA) o al Desfile Dorado con el traslado de Tláloc al MNA, pues así como se trató de eventos y proyectos macro, también implicaron un uso de la historia para forjar nacionalismo, identidad nacional, idealización de la grandeza del pasado transmitida al presente y el aprovechamiento de los materiales y sitios y zonas arqueológicas como potencializadores del turismo nacional e internacional.
Tanto en el traslado del monolito mexicano como en el de las momias egipcias hubo una atención de las autoridades, de la sociedad y el público internacional en el que se recalcaba la grandeza de las civilizaciones antiguas sin criticar el porqué o para qué se hace. Así como en el Museo Nacional de Antropología el presidente de entonces, Adolfo López Mateos, presenciaba junto a las autoridades antropológicas y culturales de México y la región la inauguración del recinto, Abdel Fatah El-Sisi estuvo junto con las autoridades nacionales, internacionales y académicas para la inauguración del nuevo sitio en el que descansarán los antiguos gobernantes.
Los discursos del ambos gobiernos tendieron a usar solo una parte de la historia de sus territorios como impulsores de su turismo y nacionalismo, y también minimizan las diversidades existentes en estos sitios, y a pesar de incluir parte de las civilizaciones posteriores y más cercanas al presente, la obsesión con el pasado "glorioso" y el ignorar de asuntos presentes es usada como una maniobra estatal que, hasta el momento, en Egipto parece funcionar de manera perfecta a tal grado de quitar problemas como el Evergreen obstruyendo el Canal de Suez de las primeras planas para ahora tener la recepción mayor en temas culturales y arqueológicos como el Golden Parade o el descubrimiento reciente en Luxor equiparado al descubrimiento de Tutankamón.
Nunca está demás la reflexión de temas tan apasionantes como las civilizaciones antiguas cuando los gobiernos deciden darle prioridad cuando comúnmente las Ciencias Antropológicas son minimizadas o menospreciadas, a menos que estas sean capitalizadas por completo o en su caso se vuelvan Ciencia de Estado.